La vitamina C es necesaria, entre otras muchas cosas, para producir colágeno que es una proteína esencial para mantener sanos los dientes, encías, huesos, cartílagos y la piel; también es fundamental como agente antioxidante en el organismo (protege contra radicales libres); y ayuda a la absorción del hierro que se ingiere a partir de alimentos vegetales.
El consumo adecuado de vitamina C es muy importante para mantener muy bien hidratado el organismo, especialmente en aquellas personas con una actividad física constante.
Es muy famoso también su papel preponderante en mantener fortalecido el sistema inmunológico, lo que como consecuencia nos da una alta protección a enfermedades infecciosas.
Deficiencia de vitamina C
La deficiencia de vitamina C puede provocar fatiga, pérdida del apetito, dolor de articulaciones, encías irritadas, piel escamosa. Además inadecuada o lenta cicatrización de heridas.
Deficiencias mayores podrían provocar trastornos mentales e incluso hemorragias internas que luego pueden desembocar en anemia.
Dónde encontramos la vitamina C
Recordemos que a diferencia de la mayoría de los animales, el ser humano no puede producir su propia vitamina C, por lo tanto necesita una ingestión regular por medio de la alimentación.
Fundamentalmente de frutas y verduras, en especial los cítricos como la naranja y el limón, pero también en fresas, kiwi, pimientos y papas.
La vitamina C es una de las vitaminas más inestables ya que pierde fácilmente muchas de sus propiedades con la oxidación y la exposición a la luz o elevadas temperaturas.
Cuánta vitamina C debemos consumir al día
El consumo mínimo diario de vitamina C es de 60 mg. para adultos, esto equivale más o menos a un vaso de jugo de naranja (natural y recién preparado) al día.
Por otro lado es casi imposible hablar de alguna contradicción cuando el consumo de vitamina C es elevado, pues hablamos de una vitamina soluble en agua que es desechada en un máximo de 7 horas del organismo vía la orina principalmente.